5.11.11

Lo que llueve el otoño.


Noviembre huele a castañas en la calle y a humo y melancolía en el salón de mi casa. No se bien por qué este mes arrastra tanta melancolía, se le habrá enganchado a las pestañas.

La luz siempre es tenue, parece que ver menos me deja pensar más. A lo mejor por eso no duermo. Por eso, o porque siempre se me queda el gusanillo de levantarme a escribir un poco. Creo que ahora entiendo las copas de absenta, vivir de noche y dormir cuando el sol despierta. Ojalá no fuese vaga hasta para eso.

El cuaderno se llena de extraños retratos, o intentos borrosos, y empiezo a inventarme la historia de su vida. Tienen suerte de no estar vivos de verdad.
La chica de pelo enmarañado parece pedir algo con la mirada. Esta tarde ha llovido, y no se por qué, me siento identificada.


Es una pena que no haya hojas secas que pisar de camino al acueducto. Ojalá las calles fuesen siempre de ese color marrón-rojizo.


20.8.11

¿Decepcionada o Indignada?

¿Es la integridad ética lo que nos mantiene de pie frente a la descomposición del mundo?


Llevo días pensando, intentando empezar, con un nudo, pero sin principio ni final, es decir: como siempre. Hace un rato mi cabeza dijo basta. Hace tiempo esa frase con la que he comenzado, (sacada de..ya no recuerdo qué blog, lo siento, pero lo diré en cuanto lo encuentre de nuevo) me remueve la conciencia, porque el mundo, y es verdad, se está descomponiendo, España, se está descomponiendo, y es que ya no hay quien confíe en nadie, al menos, yo no puedo hacerlo.

He pasado la mañana viendo videos de retenciones, agresiones, botellones, manifestaciones..leyendo testimonios, noticias en el periódico y viendo a gente que no deja de negar lo evidente. Y me he cansado.

Supongo, y no quiero ofender a nadie más de lo que ya debemos estar todos, que somos verdaderamente idiotas, por permitir, no esta situación, que también, sino haber llegado a ella.

Y no lo digo por los ciudadanos indignados, los perro-flautas de 60 años con familia, trabajo, y una vida que se tambalea a manos de un gobierno incompetente, y no me refiero solamente a ZP y sus perritos falderos, hablo de izquierdas y derechas discutiendo como niños pequeños por ver quien tiene razón mientras los demás seguimos hundidos en la mierda. {Me recuerda a alguna posible comedia de cine mudo: dos hombres trajeados haciendo ver que discuten sobre como sacar a un tercer hombre que se está hundiendo en arenas movedizas, cuando vuelven a dirigirle la mirada el hombre ya ha desaparecido por completo, entonces se encogen de hombros, se sonríen, cogen de la mano, y marchan silbando, viendo que ya no hay nada que resolver.} Quiero decir, a cuántos hemos oído decir que conocían la solución a la crisis, sin decir absolutamente nada, y es que si no pueden sacar tajada de sus palabras, si no están al mando, no les interesa que las cosas vayan bien.

Aparte de toda esta mierda de la crisis más que conocida, ¿por qué somos lo únicos incapaces de rebelarse realmente contra el sistema? ¿Sólo valen los gritos de guerra si la policía mata a alguien en un tiroteo durante las manifestaciones? ¿Cuánta gente está muriendo aquí? Y no a tiros, sino lenta y dolorosamente, sin techo y sin comida, con trabajo y sin sueldo, sin esperanza ni nada en que creer ya.

Y por si fuera poco polémica al canto con la visita del Papa, y las JMJ, unas juventudes poco sanas y respetuosas, y es algo que se ha demostrado de sobra. Botellón prohibido, ¿para quién? Para ellos en Cibeles, NO. Bañarse en las fuentes prohibido, para ellos TAMPOCO, mear en las mismas fuentes, sin ningún tipo de pudor además, ¿nos lo permitirían a cualquiera de nosotros? Me parece bien que crean en lo que quieran, que admiren a Benedicto, que sean fieles a Dios, que sean turistas como cualquier otro, pero COMO CUALQUIER OTRO. No se a que coño vienen tantos privilegios, tanto transporte gratuito y tanta mierda. Yo admiro a Sabina y no me darían transporte gratuito aunque fuese a Madrid solo a ver uno de sus conciertos..sé que no es lo mismo, pero es que tampoco tiene sentido que se lo den a ellos.

Privilegios como que enseñando sus camisetas y mochilas de las JMJ, sean como intocables, y cualquier persona que vaya por el mismo sitio sin una identificación evidente de la razón de que esté o pase por allí, pueda ser perfectamente objeto de vejaciones o agresiones por parte de la policía, fichado, o detenido.

¿A qué coj*** viene todo esto? ¿Desde cuando puedo recibir un porrazo o ser detenida sólo por pasear con mi cámara, o incluso sin ella por el centro de Madrid? ¿He de ir gritando que amo a Dios sobre todas las cosas y voy a ver a Benedicto? ¿Cuándo acabaron así con todas nuestras libertades? ¿Por qué tantos videos, fotos, testimonios, como estamos viendo, no hacen parar un poco esta situación de abuso de poder?


¿QUÉ SE SUPONE QUE DEBEMOS Y PODEMOS HACER PARA PODER VIVIR EN ESTE PAÍS Y NO AVERGONZARNOS CADA DÍA MÁS DE SER ESPAÑOLES?


Sólo es una opinión, que la libertad de expresión sea posible al menos en las redes sociales..¿Estamos más indignados que decepcionados?


24.6.11

La noche más corta.

Bajo la música y empiezo a oírme. Esta vez me escucho, y me entiendo. Me parece que el humo asciende con más belleza que nunca.
Mis pasos, y todos los pasos que dieron los demás me llevaron esa tarde de domingo a la orilla del río. Anocheció viendo pasar las horas a una velocidad pasmosa. A partir de entonces el tiempo empezó a volar para no parar nunca.

Una mágica luna llena se reflejaba en los ojos, y como un espectro, el calor de mi cuerpo se desvaneció, el frío y ese sentimiento contante de soledad comenzaron a perseguirme allá donde me moviese.
A partir de ese momento, como quien toma pastillas conciliar el sueño, la dependencia era incontrolable, inevitable.
Ahora, se que la única manera de controlar esa agonía es convertir en risa su llanto, empaparme de sus emociones, verme en esos ojos en que una noche vi la luna, más bella, más brillante y más mágica de lo que pudiera verse en una mirada que no fuera la suya.

Tristemente, aún no se inventaron todas las palabras que quisiera, ni las que merece.
Afortunadamente, yo tengo toda la vida para hallarlas, y tal vez me inspire entre beso y beso.

31.3.11

Entrada número 99.


Y después de las 98 anteriores, me he dado cuenta de que ya no me deprime comer sola.

Y cada día un poquito mejor.
¡Stairway to heaven, Paula!


21.2.11

El fracaso.

Cuando se rompe ese bote caro de perfume, y descubres que apesta. Como todo en exceso.

Una pieza, y otra, y otra, se van colocando aleatoriamente, hasta que descubres que donde hubo una huella, empieza a haber sangre, y que estás solo, o sola, afrontando un jaque-mate.
No hay más movimiento posibles.
No tienes nada que hacer.
Y poco a poco todo es sangre, y todo se está yéndo a la mierda.

Y la reina, no es reina ni es nada.
La reina es una niña imbécil.
Una imbécil que llora.

18.1.11

Empatía.

empatía

f. Sentimiento de participación afectiva de una persona en la realidad que afecta a otra.


La empatía mata. La empatía me mata.

Y todo lo que puedo hacer es sentirme culpable de no saber hacer nada, de no poder hacer nada. Los nudos en el pecho forman silencios ahogados en lágrimas que no salen. Los nudos en el estómago ya no saben deshacerse y juegan a dar vueltas. Los nudos de la mente resuelven su impotencia llorando una y otra vez. Por fuera, y por dentro: siempre estoy llorando y nunca me enteré.

Ni darles mi mano, ni mi espalda. Siempre de lado, estando sin estar, cayéndome de mi silla por andar haciendo malabarismos y peripecias. Al pie del cañón, pero sin llevar lo que necesitan.

Y mientras el humo sale de mi boca, se mete en la suya a través de un cigarro diferente en cualquier otra ciudad. Y ambos sabemos lo mismo, y desconocemos las mismas cosas. Y todo lo que necesitamos es una sonrisa que nos ayude a ponernos en pie y caminar.
Lo dificil es apostar quién la dará primero. Porque ambos necesitan el mismo combustible, y un manco a nadie puede cortar las manos.

Pero esto se tiene que acabar, y tiene que empezar. Empezará por días que empiezan con sonrisas. O con sonrisas que empiezan el día, mejor.
Tengo (o tenemos) que dejar de llorar.

2.1.11

Chin-chin. 2011.

Supongo que es típico de estas fechas hacer un balance, aunque más típico era hacerlo hace 3 o 4 días.

El 2010 ha pasado como una pequeña pluma arrastrada por un vendaval. Fugaz, leve, como si no hubiese dejado huellas, aunque, claro esta: las ha dejado.

Se llevó a Delibes y a Labordeta, al gran Dio y a Steve Lee, grandes voces del metal. A Jimmy Dean y a Bobby Farrel. Se llevo a Manuel Alexandre y su sonrisa de bonachón. Se llevó a los Haitianos, de quienes en su día, todo el mundo se acordó y lamentó, y que días después volvieron a su rinconcito en el olvido.

¿Buenas noticias? España ganó el mundial, y el atlético la UEFA. Creo que son las dos cosas por las que vi a más gente sonriendo.

Personalmente, mi balance empieza con momentos que no olvidaré, al menos, no sin alzheimer.

Viajar hasta Valencia para ver en concierto a Iron Maiden y Edguy. Bañarme a la luz de la luna escuchando el concierto de Tierra Santa de fondo, con la canción del pirata, nunca más oportunamente tocada.

Dejar Madrid, y coger Segovia. Dejar el periodismo, y meterme en mis dibujos.

La peña del Zoser, el Montorrock, el Valdorrock, el último concierto de los Mirada en la plaza del trigo, la gran noche que fue. Los findes en la capital, y Houdini, y los ratitos de té y cachimba. La visita al Salón del Comic e ir al estreno de Harry Potter. Un nuevo tatuaje y una rasta. La cantidad de películas que habré visto, y canciones que habré oido: el Last of the Heroes, The Wicker Man, el We’re not gonna take it, Superheroes, y el canon de Pachelbel, las canciones que más veces habré oido tararear, silvar, y cantar a lo largo de, al menos, los últimos meses de 2010.

Aunque tampoco olvide esas cosas que han hecho el 2010 menos bueno. Como las vacaciones de mis musas después de mis dos primeros recitales de poesía y las de mi buen humor. La falta de ganas de todo, los nudos de ideas en la cabeza, el miedo, el agobio, la crisis que tiene a todo el mundo de los nervios, perder a gente que me importaba, y lo que es peor, no hacer nada por evitar lo que podía haber evitado. Dejarles marchar, y sobre todo, marcharme, y no saber o querer volver. Dar tumbos de un lado a otro sin saber muy bien que quería o podía hacer.

Sigo sin hacer cortos, ni perder la vergüenza. Me he vuelto un poco más loca y llorona, y aún no me he puesto en serio a aprender a tocar la guitarra. Tampoco me saqué el carnet de conducir, que fue de lo que más oí hablar este verano.

Pero, en resumen, lo que más recuerdo del 2010, es que la mayoría de las cosas que han marcado para mí este año, han ido de la mano de una misma persona, y ya que con la salud me resigno, y esta claro que el dinero no va a ser lo mío, (y menos ahora que nos van a empinar más la cuesta de enero), mi brindis va por él, para que siga yendo de la mano de mis buenos y malos momentos en el 2011.

Chin-chin.

Y...Feliz año nuevo.

Por aquí han pasado..