Soy la eterna idiota, que siempre esperará un compañero de viaje.
Alguien para quien lo más importante de cada momento sea compartir un rato de carretera y manta hasta el próximo amanecer en cualquier punto del planeta. Ese rato con banda sonora, perdidos a millas del lugar al que pertenecemos.
Alguien que no quiera pertenecer a nada más que a ese momento, a nada más que a los besos robados y las risas, y a nuestro silencio.
20.1.13
7.1.13
Payaso.
Melena de pelo tieso,
por travieso.
Una pelota de ping-pong es la nariz,
y una sonrisa desdentada,
de feliz.
Las orejas despegadas-como las alas-.
Las botas,
grandes y rotas.
Y en la punta del sombreroun pompón de terciopelo.
Pantalón corto,
chaqueta larga,
y un lazo como una hélice
de corbata.
Lleva llenos los bolsillos
de chistes y chascarrillos.
Además de payaso,
es músico y poeta,
y después de decir versos,
toca la trompeta.
Ya es tu amigo
el importante señor payaso.
(Se pondrá triste,
si no le haces caso).
Y la mitad de este poema de Gloria Fuertes sobre un payaso, describe al tipo perfecto.
2.1.13
Aire,con desaire.
La base de la confianza, es la desconfianza, o viceversa.
Por eso, lo peor es gritarle sólo al aire, que se va, se va siempre, y cuando menos lo esperas te azota en la cara, y te come por dentro. Y se pone las zapatillas de estar en casa para quedarse a tu vera. Te mira con aire condescendiente.
No te importa, no te importa. Y desde dentro te habla para decirte que la has vuelto a pifiar. Y a él, le tienes que creer, porque es viento, y es mejor no enfadarle.
Esas son las cosas que no quieres entender, y que cuando entiendes se ha hecho tarde, y volverá para azotarte en la cara.
Fíjate si le habré enfadado, por no querer entender, que me hoy me ha quitado la bufanda y me ha apagado el cigarro. Y ahí me he quedado yo, sin abrigo y sin ese cigarrito para pensar.
Vamos, que sólo le ha faltado llamarme idiota. Me lo habré ganado.
Por eso, lo peor es gritarle sólo al aire, que se va, se va siempre, y cuando menos lo esperas te azota en la cara, y te come por dentro. Y se pone las zapatillas de estar en casa para quedarse a tu vera. Te mira con aire condescendiente.
No te importa, no te importa. Y desde dentro te habla para decirte que la has vuelto a pifiar. Y a él, le tienes que creer, porque es viento, y es mejor no enfadarle.
Esas son las cosas que no quieres entender, y que cuando entiendes se ha hecho tarde, y volverá para azotarte en la cara.
Fíjate si le habré enfadado, por no querer entender, que me hoy me ha quitado la bufanda y me ha apagado el cigarro. Y ahí me he quedado yo, sin abrigo y sin ese cigarrito para pensar.
Vamos, que sólo le ha faltado llamarme idiota. Me lo habré ganado.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)