Confío tanto en el silencio escondido de este blog como en la gente. Muy poco y sin interés. Estas lineas gritan con dolor y rabia, y siempre con la felicidad de la liberación: como mucha gente ahí fuera.
Será que es domingo.
O será que me canso de tanta indiferencia, o que la indiferencia está dando paso al asco, al odio, a todas esas sensaciones desagradables. Como cuando no encuentras la mirada que buscas y se te arruga un poquito el alma.
Será...y es, que me he cansado de tanto costumbrismo. Y que alguna vez tiene que volver ese duendecillo cabrón que te aparta, te da un tortazo, y te recuerda de repente que tú no deberías estar ahí. Que ni eres ni quieres ser lo que estás viendo ni lo que estás haciendo. Que te devuelve a la realidad de una patada y hace que todo se vuelva gris de nuevo.
Ya no se si fue el domingo o la luz del alba asomando sobre el caos más propio de un vertedero que de una sociedad supuestamente avanzada. Lo que esta claro es que es un mal supuesto, y que la luz siempre nos ayuda a abrir los ojos, y que estos pueden ver tanto el pasado como el futuro.
Y (aquí viene la conclusión), así es como se da uno cuenta de que el futuro solo tiene una cosa clara: Que lo único que nos esclaviza es nuestro propio miedo, y yo quiero ser libre de una vez.
Pero los domingos, no quedan fuerzas para luchar.
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