29.11.11
5.11.11
Lo que llueve el otoño.
La luz siempre es tenue, parece que ver menos me deja pensar más. A lo mejor por eso no duermo. Por eso, o porque siempre se me queda el gusanillo de levantarme a escribir un poco. Creo que ahora entiendo las copas de absenta, vivir de noche y dormir cuando el sol despierta. Ojalá no fuese vaga hasta para eso.
El cuaderno se llena de extraños retratos, o intentos borrosos, y empiezo a inventarme la historia de su vida. Tienen suerte de no estar vivos de verdad.
La chica de pelo enmarañado parece pedir algo con la mirada. Esta tarde ha llovido, y no se por qué, me siento identificada.
Es una pena que no haya hojas secas que pisar de camino al acueducto. Ojalá las calles fuesen siempre de ese color marrón-rojizo.
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