30.11.09

Y no elegimos.

Al llegar el metro al andén, ves que el vagon que para frente a ti esta demasiado lleno. Corres un poco hasta llegar al vagón de delante.
Quién sabe si esos 7 pasos podrían alejarte para siempre del amor de tu vida..

Me aterra saber que en cada paso que damos, encaminamos nuestra vida hacia donde no sabemos ir, nos arriesgamos a perdernos, sin darnos cuenta de que un metro, un segundo, podrían cambiar completamente la dirección que llevamos.

Tal vez es uno de esos días en que pierdo la confianza en el destino escrito..quién sabe si mi vida está hecha de errores o aciertos que yo no elegí...

27.11.09

Pequeñas sonrisas.

Oir un cigarro apagarse en agua, contemplar embobada la luna. La música en el metro, Sound of Silence, Hotel California..
Aquel guitarrista descarado que me guiñó el ojo, escuchar Tears in heaven en la sala de espera de un medico.
Esos simpáticos viejecillos de boina y periódico bajo el brazo, la niña pequeña que sonreía con brillo en los ojos diciendo ''Papá..''


Creo que en el mundo nunca faltarán románticos.

Y sonrío, a mis ganas de sonreir..

21.11.09

¿Cuándo acaba la vida?

Dicen que con la muerte y yo digo que no.

Ni me asusta ni me atrae, ni me aterra ni me intriga. Simplemente sé que no acaba ahí.
Hace no mucho publiqué ya una frase que decía que alguien no muere mientras su recuerdo siga presente. También hay una que dice que “Los sueños nunca desaparecen siempre que las personas no los abandonen”. Y creo que vienen a decir lo mismo. Supongo que el fin de algo llega cuando nadie tiene conciencia ya de ello. Por ejemplo, si ahora pienso, murieron los abuelos de los abuelos de mis abuelos, porque dudo que alguien ya piense alguna vez en ellos..Supongo que es algo así.
Pero..no, esto es mucho mas complicado. Desde hace mucho tiempo me pregunto algo, todo ello fue culpa de una película: Tu vida en 65 minutos. No voy a entrar en detalles de si es buena, mala, regular..Sólo sé que tiene un final cómo ninguna...
“¿Alguna vez te has sentido tan feliz..tan, tan feliz, que ya no merece la pena vivir más?”
Y lo siento, no puedo evitar sonreír. Supongo que a todos no nos dice lo mismo. A mi me dice que estoy viva, y que no hay motivos para no seguir estándolo.
En definitiva..creo que es verdad, que alguien muere cuando ya no le quedan sueños, igual que una guerra se abandona cuando se ha conseguido la victoria. Y me gusta, me gusta no ser del todo feliz y querer siempre algo más. Me gusta saber que tengo motivos de seguir, cosas que hacer, y cosas que encontrar para seguir soñando.
Porque aún tengo que ver París, y Barcelona. Aún tengo que ver un libro terminado y con mi nombre. Porque nunca he comido con un vagabundo, ni roto una vajilla de porcelana para descargar mi rabia. Porque mi cuerpo no esta tatuado. Porque no sé cuánta gente maravillosa puede aún darme un abrazo que me haga sentir pequeña y frágil, ni cuándo habré encontrado el rostro que ver cada mañana a ese otro lado de mi cama.
Estoy viva, y soy feliz, muy feliz... pero nunca lo suficiente.

12.11.09

Dieciocho cumpleaños.

El número de velas que no soplé, de otoños que arrastraron sus hojas bajo mis pasos.
Dieciocho primaveras, veranos que pasan volando por las manillas de un reloj viejo.
Dieciocho años.
Saber que tienes libertad para hacer lo que quieras pero seguir haciendo lo mismo. Saber, simplemente, que tu libertad está ahí, para cuando quieras usarla.

Sinceramente el viento venía fuerte últimamente. De esos vendavales que te aplastan contra el suelo y no te dejan caminar, que te golpean con el cabello en la cara y a veces lloran para que no te sientas tan sola.
Y un once de noviembre más, un día cualquiera para la mayoría, el viento se calma y empieza a soplar a tu favor en vez de hacerlo en contra. Las doce de la noche ya no son hora de irse a casa, (nunca fui una cenicienta, la verdad). Las doce trajeron un abrazo de los que se echaban de menos, una sorpresa de las que tanto te recuerdan a esos amigos. Trajeron regalos inesperados, de esos que solo pasan una vez, de los que gritan que se acordaban de ti cuando, seamos sinceros, tú no te hubieras acordado de ellos.
La tormenta dejó salir al sol. Despertar con una llamada de amigos en vez de un despertador fue una mejor forma.
Un viaje en metro pensando en la cantidad de cosas que habían cambiado, la cantidad de sueños que se habían cumplido sin haberme dado ni cuenta, sin haberlos apreciado siquiera. Llegar a clase y encontrarte a quienes, aunque hace dos días eran desconocidos son quienes ahora te sacan las sonrisas, con una tarta que podría gustarte más que cualquier otra. Comer con un amigo sin enterarte de cuántos segundos pasan, y hablando por hablar, explicándose por explicarse..sabiendo que no hace falta. Tantas llamadas, mensajes, gestos que simplemente no esperas o no querías esperar para cuidar ese frasco de cristal frágil al que llaman ilusión.
Un día de los que el viento sopla fuerte para elevarte, para subirte alto. Alto, donde están los abrazos y el calor humano, la cercanía, el sentirse querido, muy alto.

Dieciocho años por la gente que estuvo y no está, la gente que no estaba y está, tantas personas maravillosas que podría no haber conocido, por los que quedan y a los que adoro echar de menos, y el resto de cosas que llegarán, esas que aún no conozco y por las que sé que tengo que seguir luchando.


G.R.A.C.I.A.S.

6.11.09

5/11. Abuela..

Llegué tarde, como siempre. La hora del café había pasado y las lágrimas no se endulzan con azúcar. Sé que no me viste, pero sé que me escuchabas. Sé que la voz es lo que mantiene con vida cuando el corazón se niega a seguir andando. Sé que pudiste sentir que te abrazaba, que te besaba, que te quería, y que lo habías sentido muchas otras veces. Sé que estuve ahí, que estaba ahí, que estoy aquí, y eso es lo que no me duele.
La edad no perdona, los años pasan golpeándo fuerte la esperanza, la fuerza. Se que tú luchaste, con el corazón y con la risa. Luchabas con chistes fáciles e historias tontas, con frases que se ganaban el cariño de cualquiera. Pero tus historias del molino se las llevó la corriente. Y a tí te llevó el viento. Un segundo, otra vez, un visto y no visto cuando dejaste de escucharnos.
Lo único que me duele es no haber podido dar más besos, más abrazos, más piropos, para que te burlases de ellos.
Me quedo con tus ganas de reir, de vivir a pesar de todo. Con el recuerdo blanco de tu pelo largo y el reflejo de mi rostro en la esperanza de tus ojos.
Me quedo contigo, siempre, abrazada, como antes de tu último suspiro. Te quedas, conmigo, y lo tengo por seguro. No voy a dejarte morir. La muerte no es más que el olvido, y digan lo que digan, hay cosas que sí son imposibles: Olvidarte es una de ellas.

Mi ojazos, mi muñeca preciosa.. Abuela, te quiero, no sabes cuanto..

Por aquí han pasado..