3.53 de la madrugada.
No me preocupa despertarme sobresaltada. Me preocupa la agonía con la que nos sueño. Esa convicción con la que me despierto. Preguntarme hasta dónde somos capaces de engañarnos, humanamente y con errores catastróficos. Con un nudo en la garganta, preguntándome: Por cuánto tiempo más aguantaremos esto. Este mar bravío, esta tormenta tan lejos de un puerto.Me pregunto si alguna vez en mi vida hice lo correcto. Qué me queda si me deshago de los baches que aún conservo.. Y no se me ocurre nada.
Estoy temblando, sin frío.
Ni siquiera se qué es lo que he soñado. Pero sé qué es lo que pesa sobre mi pecho, qué me ahoga con su desconcierto.Ojalá pudiera tan sólo arrancármelo de entre los recovecos, y guardarlo con las cosas que jamás debieron importarme. Pero qué voy a despegar yo de entre mis propios huesos, si soy la primera que se encerró en aquél desprecio, con toda esa montaña de mierda que me pesó en otro momento.Algún día podré ponerme de pie, y gritarle al viento que he vuelto, que soy yo, que conseguí vencer mis miedos.
Algún día.