Sal con un chico que no lee.
Las conversaciones serán sencillas, podéis hablar del tiempo,
del trabajo o estudios, podéis hablar de ropa o del mundo del motor. Puedes
hacer que te interesa el funcionamiento de un cuatro cilindros, o puedes ir con
él a ver el fútbol e indignarte con cada fuera de juego que el árbitro de turno
decida no pitar. Podéis hablar de música, o salir a bailar, pero no le prestes
demasiada atención a la letra, ni busques cosas excesivamente profundas, porque
casi seguro no le interesará ver más allá de la rima.
No salgas con un chico que lee porque criticará el poco
sentido de las letras que la gente tararea una noche de fiesta cualquiera, se
reirá de lo banal. No salgas con un chico que lee si quieres llevar las riendas
en cada momento, porque el chico que lee, sabrá encandilarte con cuatro palabras
bien dichas, y tardarás un rato en darte cuenta de su gracioso juego de
conquista.
Porque..
El chico que lee sabrá cuando callar, porque entiende el
sentido de los puntos suspensivos, y seguramente no invertirá tanto tiempo en
preguntar repetitivamente ese “que te pasa” que sin duda no queremos responder.
Se acordará del argumento, y entenderá los fallos del guión, pues lo ha leído
en mil páginas. El chico que lee sabe que incluso en los mejores libros los
grandes detalles pueden ser sugeridos con una descripción de la escena, y hará
de cada una de tus miradas una descripción que no necesite explicaciones ni pretextos.
Te abrazará antes de pedir argumentos, porque un chico que
lee, también lee entre líneas.
El chico que lee ha aprendido de los mejores héroes de la
historia, y sabe cuándo y cómo ha de luchar. Sabe que la trama tiene giros y no
se pondrá tan nervioso ante un párrafo dramático.
Conoce las palabras que te secan y humedecen los ojos, y te
comparará con las musas de sus autores preferidos, se reirá de ti si llegas al
punto de locura que alcanzan sus protagonistas, y ya conocerá la solución.
No habrá mejor regalo para él que empezar juntos una historia definitiva, un libro que no tenga final, porque al fin y al cabo, el chico que lee querrá seguir leyendo, y valorará el suspense antes de escribir la última frase del día.
No habrá mejor regalo para él que empezar juntos una historia definitiva, un libro que no tenga final, porque al fin y al cabo, el chico que lee querrá seguir leyendo, y valorará el suspense antes de escribir la última frase del día.
El chico que lee conoce mil mundos, y no parará hasta que
los visitéis juntos. Y cada momento absurdo se llenará de magia si señala una a
una las cosas que imagina para ti en ese momento, porque podrá transformar una
cutre habitación de hostal en la suite más maravillosa de París. Y sólo con
palabras creará la mejor vista de la Torre Eiffel, sólo con palabras puede
hacer que veas mil estrellas iluminando el cielo sobre los Campos Elíseos, haya
o no ventana en vuestra cutre habitación.
Si sales con un chico que lee, ten claro que no pararás de
recorrer lugares que posiblemente aún no se hayan inventado, que cada momento
será un párrafo perfecto de vuestro libro, que cada gesto habrá sido vagamente
maquinado, y cada punto de tensión será resuelto, porque los libros, siempre continúan.
Y el chico que lee, lo sabe.
Sal con un chico que no lee, o te condenarás a aprender cada
día, y a vivir de modo que cada momento pueda ser descrito en un papel. Sal con
un chico que no lee, o te convertirás en musa y protagonista de mil historias
que de esta manera, no podrías vivir.