Son muchas las cosas que un año deja, y pocas las que merece la pena contar.
Siempre recordaremos los grandes cambios que dan lugar a este balance, balance que siempre se desequilibra en favor de lo nuevo, aunque sólo sea por la esperanza que nos queda en todo lo que aún esta por llegar. Porque lo mejor, está siempre por llegar.
Muchas cosas me hubiese gustado omitir este 2013. La vida consiste en eso: una de cal y otra de arena.
Sin embargo me voy a limitar a sonreír, a recordar los mejores abrazos de este año, las mejores sonrisas, los momentos en los que de una u otra manera me he sentido conectada y cercana a alguien que quizá no pasaba de ser un desconocido.
Que el 2014 siga dejando que camine hacia delante, que supere los miedos, que pierda papeles y encuentre más de esos pequeños detalles de la vida. Que pueda seguir compartiendo con vosotros mi vida, que sigáis dándome sentido.
Y que rueden las cabeza de unos cuantos, pues a veces una, se queda sin buenos deseos.