Faltarán caricias de cama y seguirán sobrándonos palabras. Olor a alquitrán y tacto de barro seco. Sequía en los latidos de corazones de perro que no se mueren por ningún hueso.
Una larga alfombra sin pisar a lo largo del pasillo, y una vajilla que los dos quisimos ver hacerse añicos contra las paredes de mentiras que fuimos dejando crecer.
Nada.
Todo lo que queda de nosotros y de lo que prometimos. Y una mitad de lo que podemos llegar a sentir. Se borró el rastro de las ilusiones una vez más. Adiós a ese Cometa Halley, y hasta que nos volvamos a oler.
Sonrisas caras por ley de oferta y demanda. Y aún, como idiotas, seguimos esperando un tren donde no hay vía, una mirada de frente a la espalda de..quién sabe. Seguimos tropezando, y arañándonos las manos rasgando la nada, buscando algo.
Hasta que alguien se canse de esperar un abrazo.
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