A veces la vida se cansa de dar vueltas y para a coger aire donde menos te gusta. Espera, ¿dónde? No sabes dónde estas.
¿Te lo has imaginado como yo? Imagina que estas en un metro cuadrado con una puerta. Ese pequeño cubículo esta dentro de una gran bola, y la puerta da justo a su superficie. Vaga por el espacio. Si abres la puerta lo único que ves es oscuridad, pequeños puntos luminosos a lo lejos, dándote la pequeña esperanza de que tal vez, si abres la puerta en otro momento, te verás junto a uno de ellos, a la distancia suficiente como para aterrizar dando un pequeño salto en un sitio mejor.
Tengo que dibujarlo..
Por supuesto, puedes seguir cogiendo pipas, las demás no tendrán ese sabor. Pero,¿Y si quedaran dos? ¿Y si te dijeran que sólo puedes coger una, y una de ellas será amarga otra vez?
Estas cansado de arriesgar.
Estoy cansada de esperar a que mi vida empiece.
Ojalá la vida no parase así a coger aire. Pero, como es lógico, sólo para cuando ya se ha mareado. Toca aguantar las nauseas, hasta que al abrir de nuevo la puerta, ese punto de luz quede más cerca, lo justo para saltar, vivir en la superficie y dejar atrás esa bola de mierda que no deja de girar en torno a la nada.
O eso, o que alguien me preste una buena cuerda.