Escribo y borro. Escribo y borro. Si hay algo que odio es no convencerme con lo que escribo, no saber cómo explicar lo que siento.
Intento que nadie se de por aludido en mis lineas, que nadie se vea en mis ojos, que nadie se escuche en mi risa. Y me vence el miedo, me ahoga las palabras, para que no las leas. No se bien cómo expresarme cuando algo me importa poco ya.
Empiezo a entender la rapidez con que las promesas se marchitan. Se evapora el tiempo, huye con sonrisas desaprovechadas, con palabras sin usar, con las caricias que no se atreven a dejar las manos que las crean.
Me entristece pensar la cantidad de veces que ya me he equivocado. El miedo que me ha dejado la indiferencia ante la gente. Es que las miradas se graban tan a fuego en el pecho, que no dejan de doler las quemaduras mientras quede memoria. Y las risas, los buenos momentos, los abrazos y silencios que las lágrimas se han llevado en su corriente.
Y el tiempo que perdemos. Joder, cuenta, despacio: Un segundo. Dos segundos. Tres segundos. Cuatro. Cinco. Seis. Siete. Ocho. Nueve. Diez. ¿Cuánto puede durar un beso? Uno. Dos. Tres. Cuatro. Cinco. Sólo cinco segundo más. ¿No les hubieras usado mejor diciéndole con la mirada la falta que te hace? Uno. Dos. Tres. Cuarto. Cinco. Seis. Siete. Ocho. Nueve. Diez. Es lo que puede tradar en tender su mano hacia tu rostro, acariciarte mientras se contagia de tu llanto, mientras te arrastra contra su cuerpo para abrazarte, con fuerza, pidiendo no tener que soltarte nunca.
Y nosotros, ignorantes, prepotentes, creyéndonos más fuertes que el tiempo. Nos atrevemos a perder cada segundo con mentiras, con palabras que nunca hicieron falta, con absurdos programas de televisión y no escuchando a quienes gritan por dentro necesitando un amigo. Y lo que es peor, lo perdemos jugando, jugando a querer y no amando. Jugando a besar y no sintiendo. A mirar y no expresar, a hablar y no escuchar. Lo perdemos en abrazos que no damos, en caricias que no regalamos, en risas que no hacemos salir, en lágrimas de gente que dañamos.
Lo perdemos no siendo todo lo que podemos ser, todo lo que podemos hacer que los demás sean. Dejamos huir al tiempo con lo mejor de nosotros sin haberlo utilizado..como si nos sobrase la vida.
6 comentarios:
Hay que aprovechar: ya van dos días y puede que sean cuatro...
Puro sentimiento y autenticidad desprende tu expresión. Si toda la gente conservara ese punto de inocencia y sensibilidad, el mundo conviviría mejor. No desesperes y no niegues tu valía. Además, escribir y borrar creo que forma parte del proceso y que le pasa a todos...Un abrazo.
:) Mil gracias, Adolfo, por leerme, y sobre todo por sentirme y entenderme.
Malos días? No te preocupes, aunque tengas mucha razón en lo que dices, estamos diseñados así de mal.
Pero vivir los buenos momentos y recordarlos en momentos tristes, puede ser una eficaz medicina.
Tengo algo para ti, se lo doy a Belén para que te lo haga llegar, Ok?
Besos.
FANTASTICO!!!
Gracias por darnos que pensar...
Serà que vivimos la vida como nos han ensegnado? Serà que la humanidad es irrelevante y nos mueve la matemàtica ? Què nos hara libres?
libro de almohada.- El ultimo hombre en Europa.
bibliografìa.-Storytelling
De nada, Paula. Mil gracias a ti.
Gracias a los dos.
Javi, tienes razón, vivir los buenos momentos y recordarlos en los tristes es una forma de tener siempre una sonrisa en la cara. Y lo que tienes para mi..¡¡Vaya!! :O A ver si además con la escusa veo antes a Belén!
Y Ger, gracias a ti, por pensar con lo que lees, es algo que no todo el mundo hace.
Un beso a los dos!
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