Que la vida es tan frágil como las últimas hojas secas de Noviembre. Que tiembla con cada brisa, resuena con cada paso, que se agrieta si no lo tratas tan suavemente como a un corazón roto.
Que la vida es tan frágil, que a menudo la despreocupamos. Pasamos por ella a galope, la herimos como si el dolor no existiera. Pero el dolor existe, y el dolor quiebra.
Y cuando menos te lo esperas, las grietas se han convertido en escombros, la vida se ha convertido en polvo.
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