Te sientas en el sofá café en mano y enciendes la tele para no ver nada. Al minuto la apagas, esas voces distantes te hacen sentir peor, más sola y sin calor, claro..que igual influye no tener calefacción.
Te preguntas si esa sensación va a durar siempre, y aunque sabes, o intuyes, que la respuesta es no, no puedes evitar pensar que así será.
El infierno se ha abierto ante ti, y no tiene fuego, ni huele a azufre, no predomina el rojo sino el gris. El gris del día que has vivido y el gris de la vida que llevas. No hace calor, no hay gritos de dolor ni muecas de sufrimiento. El silencio y un largo pasillo son tu infierno. Ese escritorio abarrotado de folios y dibujos que no sirven para nada, la cama llena de ropa. Nadie que te abrace, nadie que se acuerde de ti. Ese infierno.
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