Me siento como la pieza de un puzzle perdido.
Como una balsa artesanal de madera azotada por un mar bravío. Y siento que mi única esperanza más allá de esa balsa, es un chaleco salvavidas: viejo, descolorido, y pinchado.
No dejo de temblar y nada me parece correcto, nada me parece claro.
Han vuelto las ganas de huir.
Las ganas de huir de mi misma.
Y no se cómo afrontarlo.
Ni siquiera estoy segura de la existencia de ese viejo chaleco salvavidas.
A veces todo parece un sueño donde las pesadillas nunca terminan. Pero es la vida, y soy yo, perdida, ahogada.
La vida seguirá, y yo, flotando arrastrada por la corriente.
Necesito agarrarme a algo, necesito pisar tierra.
El mareo, es real.
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