17.11.08

Mi paraíso.

¿Por qué conformarnos con lo que la gente llama paraíso? Una vez jugué, jugué a cambiarlo todo, inventé un paraíso propio, un rincón donde nadie jamás pudiese entrar sin mi permiso, solo mío, personal, a mi manera, lo más maravilloso, lo más valioso que tengo, lo único que tengo de verdad, y está solo dentro de mi alma...donde nadie puede entrar...

¿Cómo es ese pequeño rincón tan especial? Tan especial, que es único, el único lugar al que escapar cuando en la Tierra ningún lugar es bueno para huir de la feliz tempestad...Cuando la tristeza inunda el corazón y la felicidad exterior solo hunde más y más en la miseria...Cuando lo único que puede sacarte a flote es dejar de pensar, dormir un rato, quizá unos días, quizá para siempre en ese pequeño paraíso creado en lo más oscuro y escondido del alma...
Es...Pequeño, oscuro. Un pequeño e irreal mundo alumbrado solamente por unas pocas velas, con una cama grande y caliente, y ningún techo, sólo se ve el cielo, siempre de noche, y unas pocas estrellas, y a lo lejos...la luna, llena y brillante, grande e inalcanzable. Allí tengo un baúl, antiguo, de madera desgastada y húmeda, lleno de recuerdos, fotografías, cuentos, objetos que solo traen a mi mente imágenes de otros tiempos, otros años, quizá más felices, quizá...solo diferentes. Allí hay un cuaderno y lápices, ya con muchos dibujos, e infinitas hojas vacías para seguir dibujando. Hay una cadena de música en un rincón oscuro...tan oscuro que ni se ve, siempre música sonando de fondo, siempre alguna melodía que mantenga ocupada mi mente cuando estoy despierta, y mis sueños, mientras duermo, y siempre acorde a mi estado de ánimo. En la pared hay una ventana, que da a la inmensidad del mundo, se ve todo y nada...se ve sólo lo que se quiere ver, sin saber lo que es, y...hasta el pasado, y el futuro se ven. No hay nada más, solo yo, sentada en medio de la cama con las piernas cruzadas, con el cuaderno de dibujo en mis manos, con la ventana abierta, y la música sonando, refugiada de la realidad, en mi mente.
Esa era mi felicidad.
Ahora no me importaría darte la llave de mi paraíso, ¿sabes?


. . . . . .Lικα ©.

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